Mmmmm… No puedo esperar más a probar la deliciosa tarta “Red Velvet” de mamá. Todo un año esperándola y por fin ha llegado el día de su cumpleaños. Ha estado dedicando toda la mañana para preparar su famosa y deliciosa “Red Velvet” de chocolate blanco y queso que tanto nos gusta en la familia.
Ella insiste en que tiene una receta secreta que nadie más conoce y que le da ese toque tan especial que tanto nos gusta.
Ahora, los invitados están conversando en el salón, deseando que llegue el momento del postre, pero yo no he podido resistirme y me he acercado a la cocina para ver cómo ha quedado la tarta de mamá.
Pero, al abrir la tartera demasiado rápido, la “Red Velvet” ha caído al suelo, y ha quedado totalmente inservible.
¿Qué voy a hacer ahora? No puedo decir ni a mamá ni a los invitados que he echado a perder la tan esperada tarta… ¡se llevarían un gran disgusto!
Tengo que pensar una alternativa…
Se me ocurre una idea… Justo debajo de mi casa tengo un Bakery&Cakes donde preparan tartas deliciosas artesanas… ¡y tienen “Red Velvet”! Quizás podría hacer pasar una tarta de Bakery&Cakes por la de mamá…
Limpio el suelo y bajo corriendo sin que nadie se dé cuenta a comprar una “Red Velvet”. Cuando llego al establecimiento veo una tarta muy similar a las que hace mamá.
-¿Te interesa la “Red Velvet”? –me pregunta la dependienta al ver que la observo con curiosidad– .Se trata de una tarta de tradición americana hecha a base de bizcocho de cacao natural rojo y queso Philadelphia. Sus capas de bizcocho intercaladas con mousse gustan mucho y las miguitas salteadas de la cobertura parecen terciopelo rojo. Por eso es una tarta deliciosa y atractiva.
“¡No solo se parece a las de mamá, sino que es como las de mamá!”, pienso emocionada. Sin pensármelo dos veces, compro la “Red Velvet” de Bakery&Cakes y me despido de la dependienta.
Llego a casa, saco la tarta y la coloco en la tartera. En ese mismo momento, llega mi madre a la cocina.
-Ya va siendo hora de sacar la tarta ¿no crees?- me dice mientras se la lleva sin darme opción a decir nada-. ¿Vienes?
Antes de que pueda pensármelo dos veces, mi madre ya está repartiendo la tarta entre los invitados. Cierro los ojos, prefiero no mirar. ¿Qué pasará si alguien se da cuenta?
Pero, sorprendentemente, todos felicitan a mi madre por lo deliciosa que está. “¡No sé cómo lo haces, pero cada año está más rica!”, exclaman.
-¿Y tú? ¿Qué haces ahí parada, hija? –me pregunta mi madre –. Anda, ven, siéntate y come un poco de mi tarta.
Suspiro aliviada y me dirijo a la mesa con todos los invitados.
Por esta vez será mejor no decir nada.
Sin duda, las tartas de Bakery&Cakes son como las de mamá.